lunes, 31 de agosto de 2020

Candín - Los Ancares


A los amantes de la etnografía y de los pueblos con sabor añejo hay que recomendarles un viaje a los Aneares, una recóndita comarca que comparten León v Lucio, cuya señas de identidad son las pallozas y los hórreos.
Piornedo es tal vez el pueblo más conocido y normalmente el punto de partida para acercarse a otras aldeas igual de auténticas, como Suárbol, Villasumil o Moreira. Las carreteras que llevan a los Aneares desde la A-6 son tortuosas pero el turismo ha llegado hasta aquí atraído por el imán de las pallozas, unas construcciones redondas de origen prerromano y aspecto primitivo que los habitantes del lugar usaron durante siglos y hasta hace bien poco. En ellas convivían conjuntamente personas y animales para darse calor en los duros inviernos de montaña. Hoy algunas se han reconvertido en museos etnográficos, pero siguen siendo en su mayoría propiedades privadas. Los Aneares son además naturaleza pura y dura, tierra de pastos y pastores, y también de lobos. Es un lugar bastante salvaje, perfecto para sentirse fuera del mundo. Entre los pueblos más interesantes para parar está Candín, con alguna adaptación e información para los visitantes; Villasumil, un pequeño pueblecito de menos de 10 habitantes; o Tejedo de Ancares, un imán para los pescadores. 
Suárbol presume de haberse  declarado (o casi) República independiente en 1873, aunque la cosa nunca llegó a fructificar.

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