domingo, 24 de febrero de 2008

La Virgen de Nájera (La Rioja)


Un día cualquiera, allá por el año del Señor de 1044, el rey don García sale de caza…...

Una perdiz voló de pronto y fue lanzado un ágil azor contra ella. La perdiz volaba y volaba sin ser alcanzada por la impetuosa ave de altanería. El rey y sus sirvientes picaron espuelas y fueron por los caminos, entre robles y hayedos, siguiendo el vuelo de la valiente perdiz que de tal manera burlaba a la mejor de las aves cetreras del monarca.

La perdiz, sintiendo cerca el ave enemiga, atravesó el río Najerilla y se metió por el profundo y umbrío boscaje que en la orilla occidental de ese río había. El neblí seguía como una flecha a su presa y se vio a uno y a otro entrar en una cueva. Detrás llega el Rey y penetra también en la cueva en busca de las aves, avanza con sigilo, cuándo percibe una extraña melodía…..

Al fin, en lo hondo de la cueva, el monarca encuentra una preciosa imagen de Nuestra Señora; a sus pies, una jarra con azucenas perfuma el ambiente, arde una lámpara, descansa una campana silenciosa, y la perdiz y el azor se muestran serenos y reconciliados.

Sorprendido por un hallazgo de estas características que el rey tomó al instante como un favorable presagio, maduró la conquista de Calahorra, la cual llevó a cabo al año siguiente con toda brillantez. Y tan profundo fue su agradecimiento a este favor que le había dispensado la Virgen que, con el botín capturado a sus enemigos, decidió construir pegado a la cueva, y como una prolongación más de ésta, el más bello templo que vieron los siglos.

Un templo que se convertiría en lo sucesivo en centro de sus devociones e ilusiones. Lo elige como panteón real y en él instituye la Orden de la Jarra o de la Terraza (la orden de caballería más antigua de toda España).

En Nájera, desde 1.969, se celebran anualmente unas representaciones teatrales con la finalidad de dar a conocer los hechos históricos alusivos a la Ciudad y al monasterio de Santa Maria la Real.

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