domingo, 24 de febrero de 2008

Los Picuezos (La Rioja)


No puede mencionarse Autol, sin una referencia a esas joyas de la Naturaleza, a esas maravillas geológicas que admiran a los extraños y enorgullecen a los Catones: sus PICUEZOS.

Los mágicos cinceles del tiempo, en una labor de siglos, han moldeado esas misteriosas esfinges, protectoras de los Catones, mudos testigos de la historia, al pie del guerrero castillo y a orillas del río Cidacos.

¿Por qué se llaman PICUEZOS?. Nadie conoce la causa de esos extraños nombres. Se pierde en la noche de los tiempos, dando pie a que la imaginación popular haya tejido extrañas leyendas.

Al más alto se le da carácter varonil, por su 42 metros de altura y se le llama PICUEZO y al compañero, quizás por su menor tamaño, 28 metros, se le da calidad femenina y el nombre de PICUEZA. Hay a su lado una forma redondeada y plana, conocida con el nombre de TORTA O HARINOSA y se dice que fue la causa de su conversión en dura roca por negarse esta pareja a compartir su pan con un pobre.

No obstante, la leyenda más difundida es la que cuenta que el Señor del castillo poseía una viña muy especial que daba unas uvas exquisitas, que alguien estaba robando. Una noche, el guarda sorprendió a una pareja que ocultaba algo en una cesta; les requirió que lo mostraran, sospechado que eran las uvas, a lo que la pareja se negó y tentó al diablo diciendo: "que nos volvamos piedra, si son uvas lo que aquí llevamos".

Y la maldición cayó sobre ellos por mentir, pues eran las uvas del Señor lo que ocultaban.

Cualquiera que fuera la causa de su conversión en piedra, esto pareja de enamorados sigue guardándose eterno amor y, en ocasiones, nocturnos paseantes los han sorprendido susurrando suaves palabras de amor. ¿O quizás es el viento?.

Nadie lo sabe; como nadie sabe su origen o quién les dio esos extraños nombres. Pero ahí están, sus nombres y sus formas, ambos extraordinarios.

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