miércoles, 1 de julio de 2020

Las almas en pena del palacio de Cañete

En la época del Madrid de los Austrias, el marqués de Cañete caminaba cerca del palacio de su propiedad cuando fue asesinado a golpe de espada. Venía de visitar a Antonio Amada, un clérigo al que culparon de su muerte, ajusticiaron y cortaron la mano para colgarla del edificio con la idea de disuadir a futuros criminales.
A partir de entonces, el espíritu del religioso se apareció a los vecinos para demostrar su inocencia, incluso el fantasma del marqués vagaba para que buscaran a su verdadero asesino. Nada cambió hasta que uno de los criados de Cañete confesó en su lecho de muerte: había matado a su señor por haber intentado conquistar a su esposa.
No se nos ocurre un lugar más propicio para encontrarse con un espectro nocturno que las callejuelas que rodean la plaza de la Villa de Madrid. Por lo pronto, el palacio de Cañete esconde, al menos, dos
almas en pena en el número 69 de la calle Mayor.

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