viernes, 10 de julio de 2020

Torrecilla de Cameros

Torrecilla está formado por tres barrios, que en otros tiempos estaban muy bien diferenciados, ya que cada uno tenía su propia iglesia, sus eras, sus huertos y sus pastos, y que, hoy en día, el desarrollo urbano ha contribuido a unificar. Creció gracias a la trashumancia y a sus grandes rebaños de oveja merina que proporcionaban una excelente lana que dio lugar a una floreciente industria textil.
Llegaron años de decadencia y pérdida de población, hasta el resurgimiento actual con una actividad basada en los servicios, la agricultura y el cada vez más importante sector turístico.
Los manantiales abundan en Torrecilla y, de todos ellos, destaca el de Peñaclara, antes conocido por Riva de Baños, dónde hubo un balneario que aprovechaba las medicinales aguas que brotaban a una temperatura de 24°C, y que fueron conocidas por romanos, árabes y cristianos que se beneficiaron de sus saludables propiedades ricas en bicarbonato sódico, yodo y bromuro. Hoy en día estas aguas son
comercializadas por una empresa privada.
En el barrio de Barruelo el río se desvía por canales que riegan las huertas, y, en un alto, están las ruinas de la iglesia de Nuestra Señora de las Vegas.
La iglesia de San Martín preside el barrio del mismo nombre y es un poderoso templo del siglo XVI en estilo renacimiento, construido en piedra gris de sillería y en cuyo interior se guardan imágenes y retablos de gran interés artístico.
Cameros es un amplio territorio dividido en Cameros Nuevo recorrido por el río Iregua y Cameros Viejo en el valle del río Leza. Una vez visitado el Nuevo, del que forma parte Torrecilla, por un largo puerto de montaña se puede llegar al Viejo, que es más árido, más solitario, de dehesas de matorrales, robles y encinas y que tiene en el cañón sobre el río Leza su paraje más espectacular. Soto de  Cameros, Torres de Cameros o San Román de Cameros son pueblos con mucho encanto que no puede dejar de visitar.

El turismo fácil

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