jueves, 7 de febrero de 2019

El mantón de Manila

El mantón de Manila es una prenda por todos conocida, sin embargo, su historia y su procedencia no está tan clara como parece por su nombre. ¿Queréis conocer los secretos de esta bella prenda? ¡Os lo contamos!
Ya sea con flores, pájaros, motivos geométricos y hasta figuras humanas, el mantón es una pieza típica española que ha sido y sigue representándose en cartelería, postales y muchísimos artículos de souvenir.
Pero, según nuestras investigaciones y los documentos que hemos encontrado, ni es de origen español ni curiosamente de Manila.

Procedencia
El mantón procede de China, sin embargo tomó su nombre de Manila, capital de Filipinas, por ser punto de partida de las rutas comerciales en la dorada época imperial española. ¿Por qué de China? Porque los chinos fueron los descubridores de la seda, los primeros en bordar con hilos de este material extraído de los gusanos de la seda.

La moda del mantón
Como todas las modas, el mantón de Manila tuvo su momento.  En pleno siglo XVIII la burguesía cubría sus hombros con esta delicada y colorista prenda.  Era protagonista de zarzuelas y letrillas, de cuadros y obras de arte.  Pero a medida que fueron pasando los años, la poderosa industria textil inglesa fue imponiendo a lo largo y ancho de toda Europa una nueva corriente estética donde los colores se perdían entre los tonos grises y opacos. Así fue olvidado por las grandes señoras, fue descendiendo de clases sociales, popularizándose entre mujeres menos adineradas.

La leyenda de las cigarreras
Otras leyendas cuentan que fueron las cigarreras sevillanas las que le dieron uso a  un delicado tejido que envolvía el tabaco llegado de América, bordándolo a su antojo y creando pequeños mantoncillos de colores con los que cubrían sus hombros.  Aunque esta teoría no está documentada, su romanticismo y belleza hace que siga escuchándose en numerosas localidades hispalenses.

El mantón hoy en día
La extraordinaria perfección de los bordados, el enrejado o macramé que enmarca el tejido de seda, el colorido y las composiciones han permitido que esta prenda sobreviva a lo largo de los tiempos. Guardado en los baúles de nuestras abuelas hay verdaderas joyas que seguimos luciendo en grandes eventos. Por supuesto, bailaoras de todo el mundo lo llevan como una pieza más del espectáculo porque verlo en movimiento es ya una obra de arte en sí.

(Roberto Garrudo)

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