sábado, 28 de marzo de 2020

Kraken


Cargando con la injusta fama de monstruo marino, el Calamar Gigante o Kraken es quizá
el ejemplo más llamativo de fauna abisal de las costas asturianas. Desde que se
comenzó a estudiar la vida que alberga el Cañón submarino de Avilés en sus 4.800
metros de profundidad, se ha constatado la abundancia efectiva de esta especie, no tan
escasa como se creía. Y aunque solo suelen verse cuando un ejemplar aparece muerto y
varado en alguna playa, su aspecto y dimensiones impresionan: puede medir veinte
metros y pesar mil kilos. 
Sin embargo, que nadie piense en explotar comercialmente su pesca. Las fotos y las cifras podrían sugerir negocios boyantes, pero es que no es una simple variante crecidita de la sepia o el chipirón: aunque la carne de un solo ejemplar permitiría hacer bocadillos suficientes para un regimiento de cosacos, la alta tasa de amoníaco que contiene lo hace venenoso para el ser humano. 
Tampoco tiene el comportamiento hostil que se le adjudicaba en "Veinte mil leguas de viaje submarino", aunque aún se desconoce mucho de su biología. 
Definitivamente, es mejor dejar que siga desarrollando su ciclo vital y, por pura lógica, no aceptar "kraken" como animal de compañía. Ni en la mesa.

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