jueves, 12 de marzo de 2020

La enebra de Sigueruelo

Hoy vamos a hablar de otro árbol monumental, esos árboles que bien podrían llamarse catedrales vivas, y en está ocasión nos vamos a un pueblo a 53 kilómetros de Segovia a ver un árbol de dimensiones espectaculares cuya  especie de que todavía no habíamos visto cuando en otras ocasiones hemos hablado de árboles monumentales en este blog, vamos a hablar de la sabina de Sigueruelo (Segovia).
El árbol que nos ocupa, la sabina de Sigueruelo (Segovia) es uno de los 16 árboles que se incluyen en el en el Catálogo de Especímenes Vegetales de Singular Relevancia de Castilla y León con el código AS-SG-12, tratándose uno de los tres enebros que se encuentran en dicho catálogo y el de diámetro de mayor envergadura (aunque está criticado esté catálogo como se puede ver aquí aquí). Así mismo, la sabina de Sigueruelo (Segovia) está incluida en el libro “Árboles, leyendas vivas I. Guía del viajero” y que puede verse aquí.
El curioso nombre de La Enebra, que también recibe la Sabina de Sigueruelo,  es debido a la tradición extendida en la zona de Segovia de denominar a las sabinas con el nombre de enebros y a los ejemplares más grandes enebras. Este monumento vivo se encuentra en un extenso sabinar que desde antaño ha estado protegido y acotado, debido al uso del sabinar en forma de dehesa, favoreciendo de esta manera la producción de pasto para el ganado lanar y utilizándose de las sabinas las ramas (para proteger los muros de los huertos), la resina (que era aprovechada como incienso) y la madera (que era utilizada por su cualidad de imputrescible como vigas de las casas y aquellas madera de menos tamaño para combustible) (DOMÍNGUEZ, 2007).
Susana Dominguez, en su libro “Árboles, leyendas vivas I. Guía del viajero” (Puede verse aquí), cita una posible explicación del porqué de la supervivencia de esta sabina que transcribio “Por parte de los pastores del sabinar, se dice que hay sabinas dulces y amargas. Hasta algunos se atreven a asegurar cifras: una dulce de cada 100. Otros incluso afirman que dentro de la propia sabina las ramas de arriba son dulces y amargas las de abajo. Pero al ganado le gustan especialmente las dulces, por eso los pastores las buscan y valoran, fomentando su cuidado y protección. Quizá la Sabina de Sigueruelo deba su persistencia en el tiempo a estos animales quienes, a lo mejor, la consideraron el bocado más exquisito del valle” DOMÍNGUEZ (2007).
Sobre la sabina de Sigueruelo en cuestión, comentar que presenta, como se puede ver en las fotografías, un gran y  corpulento tronco en el que se pueden ver varios brazos adosados en una única base. Se desconoce si en origen es un único ejemplar o varios muy próximos que fundieron sus bases. Actualmente está cercada para protegerla.


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