miércoles, 30 de octubre de 2019

La leyenda de la dama, el alférez y el escritorio


Hacia 1588 vivía en la calle del Príncipe una doncella, bella como siempre se exige en estos casos, cortejada por un alférez, a quien ella correspondía. Una tarde, el joven fue a ver a su prometida con una mala noticia: le explicó que debía partir de inmediato por orden del rey para embarcar a bordo de uno de los barcos de la Armada Invencible. La dama rompió a llorar desconsolada de tristeza, pues presentía que le perdería para siempre. El alférez, para consolarla, le prometió que. en caso de morir en combate defendiendo a España, ella sería la primera en conocer la noticia. «Mira —le dijo— si algún día cayera al suelo algún cajón de este escritorio —y señaló el mueble— será la señal de que he muerto luchando».
Pasaron los días y los meses con el constante temor de que el escritorio se abriera. Una noche, mientras la doncella dormía en sus aposentos, notó que una fría corriente de aire movía las cortinas de su ventana inundando la estancia. Presintiendo lo peor, la muchacha saltó de la cama y se alejó corriendo no queriendo ver el escritorio que. en ese momento, se abría dejando caer al suelo un cajón y desparramando su contenido.
¡Extraño sistema de comunicación, predecesor del telegrama! Algunas semanas más tarde, llegaron noticias sobre la destrucción de la Armada Invencible, confirmando la muerte del alférez. La doncella, presa de un gran dolor, se retiró al convento de Santa Isabel, donde profesó como monja, llegando a ser superiora del mismo.

Curiosidades de Madrid - Isabel Gea

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