jueves, 31 de octubre de 2019

Leyenda de La Maliciosa


La Maliciosa, una montaña con leyenda retratada por Velázquez. Con su par de enormes riscos en su cara sur, La Maliciosa es uno de los picos más elevados y de fisonomía más particular de la sierra de Guadarrama. Cuenta con 2.227 metros de altitud y está situada en el noroeste de la Comunidad de Madrid, asomando entre La Pedriza  y el valle de La Barranca.
Se atribuye su  nombre, Montaña Maliciosa, a la dificultad de su ascenso, por su perfil escarpado, su orografía rocosa y por su desnivel acumulado que suma más de 1.100 metros. También se conoce al Pico de La Maliciosa  como La Monja, por su parecido al tocado de las  religiosas cuando la nieve cubre sus formas.
Entre sus rutas de ascenso, las hay que entrañan significativas dificultades técnicas. La ruta norte, desde el puerto de Navacerrada, llegando al Alto de Las Guarramillas, conforma  su ascenso más sencillo. Su cara sur es la más escarpada.
La Maliciosa fue retratada por el mismísimo Diego de Velázquez en 1635, en el retrato del Príncipe Baltasar Carlos a caballo, en cuyo fondo aparece este famoso pico cubierto de nieve.
Además de retratada por uno de los mejores pintores de la historia, La Maliciosa, como no podía ser de otra forma, con ese nombre, tiene su propia leyenda. Se cuenta que en tiempos muy remotos, la austera roca que  es, en su parte más alta, era entonces un espléndido jardín, huerta u oasis. Hasta él sólo sabía acceder una anciana siniestra  de mañas “brujiles” que residía en la población de Cercedilla. No en vano, a la señora se la conocía como La Maligna.
Dice la leyenda que un día la curiosidad de un grupo de vecinos se desbordó y éstos no pudieron evitar seguir a la anciana para averiguar cómo conseguía llegar hasta aquél magnífico y desconocido vergel. Pero La Maligna, al darse cuenta de que la seguían invocó a los peores poderes y desató un incendio formidable que acabó con la curiosidad, los vecinos y el maravilloso jardín que albergaba este pico de la sierra de Guadarrama que, desde entonces, y una vez apagado el incendio, dejó a la vista su cara lavada de granito.

Guadarramistas 

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