viernes, 13 de diciembre de 2019

Catalina Suárez, La mujer de Hernán Cortés

Catalina Suárez Marcayda, mal llamada Catalina Juárez, (Fecha y lugar desconocido - Coyoacán, 1 de noviembre de 1522) fue una mujer española casada con Hernán Cortés y que murió en circunstancias polémicas. Su muerte sería una de las causas de los juicios de residencia que lo inculparon hacia el final de su vida.
El sitio y fecha de nacimiento de Catalina Suárez se desconoce, pero se tiene registro de su arribo a Santo Domingo con su madre, María Ana de Marcayda, y sus hermanos Juan Suárez de Peralta y Leonor Suárez Marcayda. En 1511 la familia se trasladó a Cuba, donde su padre, Juan Suárez de Peralta "el Viejo" tenía una vasta encomienda.[2]​ Ahí conoció Cortés a Juan Suárez de Peralta "el Mozo" por el que conocería a su hermana Catalina. Antes de zarpar hacia México Cortés se compromete a casarse con ella.
Luego de la Conquista de México y el inicio de la traza de la Ciudad de México, Catalina arribó a la Nueva España en agosto de 1522 con su familia, incluida su abuela.[3]​ Luego de ser alojados en Coatzacoalcos, llegaron por instrucción de Cortés a Coyoacán, a la casa construida recientemente por órdenes del conquistador. En dicha residencia el 1 de noviembre de 1522 ocurrió la muerte de Catalina, a lo que Cortés alegó un problema de asma.
La madre de Catalina y su hermano acusaron penalmente a Hernán Cortés por un presunto homicidio por estrangulamiento el 4 de febrero de 1529, y civilmente le reclamaron sobre ganancias derivados del matrimonio y la devolución de unas joyas.
Según los documentos de dicha demanda, fue Isidro Moreno, auxiliar del mayordomo de la casa, Diego Soto, quien atestiguó la condición previa a la muerte de Catalina.​ En dicha casa había una fiesta, en la que un comentario de Cortés molestó a Catalina, quien prefirió irse a su recámara. Cortés despidió a sus invitados, se fue a su habitación y tres horas más tarde llamó al mozo Soto y a Moreno con gritos y golpeando las cosas a su alrededor ya que su esposa yacía muerta. Una camarera de Catalina habría narrado su malestar porque Cortés cortejaba a otras mujeres y otra habría atestiguado que cuando entró a la recámara, el cuerpo de la fallecida estaba sobre el brazo de Cortés, la cama estaba orinada, tenía marcas en el cuello y una gargantilla deshecha. Otra testigo, María Hernández, que era amiga de Catalina desde que esta vivía en Cuba, atestiguó que el cadáver tenía los ojos abiertos "e tiesos e salidos de fuera, como persona que estaba ahogada".
Ese mismo año, ya con la Audiencia presidida por Nuño de Guzmán, el caso fue incluido en el juicio de residencia al conquistador. La acusación penal fue desechada porque presuntamente causaría desprestigio al imperio español. Pero el juicio administrativo, que reclamaba parte de la herencia de Cortés alegando que había crecido durante los años de matrimonio entre ambos, se prolongó hasta 1599 cuando los herederos de Cortés perdieron en definitiva el juicio y fueron condenados a pagar 42 mil pesos.

Wikipedia

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