El Condestable de Castilla posee ciertamente más territorios que todos los señores de la Corte; pero como no se preocupa de sus intereses, se abandona, como la mayoría de sus iguales, a una molicie negligente, y se halla con frecuencia sin dinero.
Las pensiones que le asigna el Rey por ser Decano del Consejo de Estado, Condestable de Castilla y Primer Halconero son tan considerables, que bastarían para cubrir sus gastos; pero el Condestable de Castilla es tan altivo que no las admite. Dice, para razonar su proceder, que cuando un hombre tiene lo bastante para vivir, no debe cobrar los oficios que desempeña en servicio de un príncipe, y se juzga pagado y dichoso con la satisfacción que servir le ocasiona, porque poner voluntad por dinero es convertirse de servidor en esclavo.
Las pensiones que le asigna el Rey por ser Decano del Consejo de Estado, Condestable de Castilla y Primer Halconero son tan considerables, que bastarían para cubrir sus gastos; pero el Condestable de Castilla es tan altivo que no las admite. Dice, para razonar su proceder, que cuando un hombre tiene lo bastante para vivir, no debe cobrar los oficios que desempeña en servicio de un príncipe, y se juzga pagado y dichoso con la satisfacción que servir le ocasiona, porque poner voluntad por dinero es convertirse de servidor en esclavo.
(Carlos Fisas)
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