La fuente de Cervantes fue promovida por Alfonso XIII en 1915 con motivo del tercer centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote. En los años veinte se alza el cuerpo principal del monumento, pero hasta los años sesenta no se darán por concluidas las obras con la colocación de las esculturas laterales de Aldonza y Dulcinea.
Este grandioso monumento, situado en la zona de Sol / Gran Vía, se eleva tras un estanque rectangular y se estructura en dos cuerpos principales que culminan en un ático. Las figuras de Don Quijote y su escudero Sancho Panza se sitúan sobre el pedestal central e invitan a pararse y contemplarlas en medio del trasiego de la calle madrileña.
La dualidad imaginación-realidad se refleja en la construcción en bronce de ambas figuras, frente al resto de esculturas realizadas en piedra. Tras ellos, y presidiendo toda la composición, se encuentra la figura de Cervantes que sostiene un ejemplar de El Quijote. En los laterales, se reproducen escenas de La Gitanilla, a la derecha, y de Rinconete y Cortadillo, a la izquierda. La parte trasera está presidida por la Literatura Española, simbolizada por una mujer. El surtidor se dispone a sus pies con los escudos de todos los países latinoamericanos y, en el ático, las figuras simbólicas de los cinco continentes sostienen la bola del mundo con una alegoría de la Fama o la Victoria como símbolo de la universalidad de la obra de Cervantes.
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