Apolo, dios de las artes, la medicina y la poesía, y enemigo de la oscuridad y perseguidor del crimen, representa el espíritu ilustrado que los Borbones deseaban para el Salón del Prado como centro destinado a fomentar el desarrollo de la cultura y las ciencias.
Debido a la importancia del proyecto, en su ejecución participaron y compitieron diversos escultores. El modelo final se encarga a Manuel Álvarez en 1781, pero no llega a concluir la figura de Apolo, al morir en 1797. El monarca Carlos IV y su esposa aceleraron la ejecución de la obra porque deseaban inaugurar el monumento con motivo de la boda del entonces príncipe de Asturias, y después rey Fernando VII, con María Antonia de Nápoles. Finalmente, la fuente de Apolo se terminó en 1802.
Esta estatua del dios de la música está considerada como una de las mejores obras clásicas erigidas en España por la elegancia en las proporciones y la captación del gesto divino y el equilibrio. Apolo aparece portando una lira y acompañado por las esculturas alegóricas de las Cuatro Estaciones, ya que, como dios del Sol, de él depende el nacimiento y tránsito de las estaciones.
(¡Madrid!)
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