La leyenda dice que el santo de origen ateniense San Gil moró el valle de Nuria. Cuando los árabes comenzaron la invasión de la península enterró la imagen de una virgen en una olla, junto con una cruz y una campana que utilizaba para llamar a los pastores de la zona. En el año 1079, un peregrino de nombre Amadeo acudió al lugar por revelación divina y encontró todos aquellos enseres escondidos por San Gil, construyendo un pequeño templo para albergar la imagen de la virgen.
La imagen que se venera es una talla románica de madera que data del siglo XII o XIII. Los pastores la han tenido como patrona de la fertilidad, por lo que es tradición acudir y enmendarse a su favores para conseguir la descendencia.
(Mendikat)
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