De la devoción y otras cosas
"En todas las casas, a horas fijas, el servicio femenino acompaña a la señora a la capilla, donde rezan el rosario en alta voz. En general, no usan libro de oraciones. El conde de Charny, francés, amable, discreto y general de Caballería en Cataluña, nombrado por el Rey de España, me contaba que, estando un día en la iglesia, tenía en la mano durante la misa su libro de oraciones. Una vieja se le acercó, le arrebató el libro, y después de arrojarlo al suelo con indignación, le dijo: "Dejad estas cosas y coged el rosario."
Es de ver el uso constante que aquí se hace del rosario. Todas las damas llevan uno sujeto a la cintura, tan largo que poco falta para que lo arrastren por el suelo.
Rezan al ir por la calle, y cuando juegan al tresillo, cuando hablan y hasta cuando enamoran, murmuran o mienten, rezan, y recorren con sus dedos las cuentas del rosario. Figuraos cómo será en tales circunstancias la devoción; pero aquí es la costumbre más poderosa que todo razonamiento.
(Carlos Fisas)
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