Un parque forestal rodea La Granadella, cala a la que se accede por una antigua carretera de montaña sin línea de separación. A unos tres kilómetros del desvío de la carretera principal giramos a la izquierda en una complicada curva de herradura, por el cartel “Zona Verda”. El mirador se señaliza en la carretera con un pequeño tocón de madera pintado de azul que puede pasar inadvertido.
Desde el mirador El Castell de La Granadella se divisa el morro Castell, con la ruina de la fortaleza defensiva, y la punta de Ambolo; pero no la fastuosa cala de La Granadella, razón del desplazamiento. Para ello habrá que bajar zigzagueando por la calle Pic Tort, fotografiando, ahora sí, el magnífico escenario.
Desde el mirador El Castell de La Granadella se divisa el morro Castell, con la ruina de la fortaleza defensiva, y la punta de Ambolo; pero no la fastuosa cala de La Granadella, razón del desplazamiento. Para ello habrá que bajar zigzagueando por la calle Pic Tort, fotografiando, ahora sí, el magnífico escenario.
La Granadella ha padecido numerosas desgracias, la última en agosto pasado, bajo
una tormenta que la desfiguró. Es buen momento conocerla ahora que no está cerrada al tráfico privado. Y es que desde este verano, en julio y agosto se baja a la cala
en autobús turístico. Ir a las ruinas de El Castell exige 45 minutos a pie desde la cala, a
lo largo del sendero (PR-CV-354) de 1,6 kilómetros.
(El País)
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