La casa de campo que poseía Juan Ramón Jiménez en Fuentepiña constituía para él un lugar de sosiego y tranquilidad, que recordaba con añoranza desde el exilio. Así, además de escribir allí buena parte de su obra cumbre, este lugar, junto con el legendario pino que ronda los 200 años, se convierten en recurrentes en su literatura al aparecer citados en diferentes obras como El Zaratán y en diversos textos de Por el cristal amarillo.
Allí se celebró, en septiembre de 1945, el primer homenaje que se le rindió al poeta después de la Guerra Civil, y que congregó, bajo la sombra del pino, a jóvenes estudiantes de la Universidad Internacional de Andalucía con sede en Santa María de la Rábida. Desde entonces, este recordatorio se repite anualmente en un emplazamiento ideal, que ha acogido otros muchos homenajes e innumerables veladas poéticas.
El Premio Nobel de Literatura en 1956 escribió, en el capítulo XI de Platero y yo titulado “El Moridero”: “Tú, si te mueres antes que yo, no irás, Platero mío, en el carrillo del pregonero, a la marisma inmensa, ni al camino del barranco de los montes, como los otros pobre burros [...] Vive tranquilo, Platero. Yo te enterraré al pie del pino grande y redondo del huerto de la Piña, que a ti tanto te gusta...”
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Nombre científico: Pinus halepensis Miller
Nombre común: pino carrasco
Denominación popular: Pino de Fuentepiña
Localidad (Provincia): Moguer (Huelva)
Edad estimada: centenario
(Antonio Rigueiro)
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