En un teatro madrileño se estaba ensayando una obra de Sinesio Delgado, que, por desgracia, no era ningún portento. Actuaba como protagonista el actor Juan Bonafé, hombre chistoso y encantador, pero que en aquellos ensayos no daba pie con bola. Sinesio Delgado se lo reprochó:
-¡Hombre, Bonafé! ¿Cómo es que tú que en la vida corriente eres tan chispeante y gracioso y aquí estás tan desangelado?
—Verá usted, Sinesio, es que en la vida el texto es mío.
(Carlos Fisas)
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