Se dice, se cuenta , que de una cueva cerca de Suances, debidamente llamada “Cueva de las brujas”, partió durante siglos una caravana de muerte y misterio, una tropa de hechiceras y magas que volaban los cielos de nuestra tierruca maldiciendo y portando saberes ancestrales usados para el mal y la adoración del maligno. La sabiduría popular ha mantenido hasta hoy la memoria de una ruta prohibida y mágica que tenía como inicio Ongayo y como meta Cernégula.....nombre desde tiempo inmemorial asociado al culto al maligno y ha antiguos ritos. Hoy tendemos un puente tétrico entre Cantabria y Castilla que nos lleva a recitar las viajas estrofas de una copla popular que dice:
"De la cueva de Ongayo
salió una bruja
con la greña caída
y otra brujuca.
al llegar a Cernégula
¡válgame el Cielo!
un diablo cornudo
bailó con ellas.
Por el Redentor,
por Santa María,
con el rabo ardiendo
¡cómo bailarían...!"
Cuentan que todos los Sábados por la noche, las brujas montañesas tras orinar en las cenizas del hogar y gritando: "¡Sin Dios y sin Santa María, por la chimenea arriba!", parten volando en escobas o transformadas en cárabos rumbo a Cernégula, pueblo de Burgos donde celebran sus reuniones brujeriles alrededor de un espino, las brujas allí reunidas se untan con un compuesto a base de hierbas frías, hierba mora, mandrágora y otras hierbas que producen visiones agradables, para ir después de la orgía a bañarse en una charca de agua helada sita en los alrededores de dicho pueblo, mientras otras atraviesan las tierras castellanas en un viaje fantástico para amanecer en Sevilla al pie de la Torre del Oro. Cuando regresan de sus reuniones en Cernégula se reúnen en cónclave; en él se exige a todas las brujas cántabras que relaten cuantas maldades hayan cometido durante la semana.
La charca de Cernégula (pueblo a 6 km de Abajas que cuenta con 35 habitantes y es pedanía de la Merindad del rio Ubierna) tiene unos 5.000 metros cuadrados de superficie. Por la zona más profunda alcanza los cuatro o cinco metros y algo más de un metro por el extremo que menos. En invierno, la charca está a rebosar y el nivel baja en verano, pero nunca se ha conocido seca.
Según cuenta la leyenda, por Pozorrubio pasaban los arrieros y se acercaban hasta las charcas a dar de beber a sus animales. Pero sucedió que una vez desaparecieron las bestias. De boca en boca ha ido corriendo esa historia, así como las historias brujeriles que aquí narramos y que la han hecho famosa como enclave mágico. Pero no se acaban las leyenda, una más dice que cuando las mujeres quedaban embarazadas ponían ramos de ajos o cardos para aumentar a las brujas. Las leyendas referencian el miedo ancestral al mal de ojo, y aún hoy es mejor no pensar en lo que pudiera pasar si al visitar su charca en Cernégula, alguna nos echa el ojo......
Según cuenta la leyenda, por Pozorrubio pasaban los arrieros y se acercaban hasta las charcas a dar de beber a sus animales. Pero sucedió que una vez desaparecieron las bestias. De boca en boca ha ido corriendo esa historia, así como las historias brujeriles que aquí narramos y que la han hecho famosa como enclave mágico. Pero no se acaban las leyenda, una más dice que cuando las mujeres quedaban embarazadas ponían ramos de ajos o cardos para aumentar a las brujas. Las leyendas referencian el miedo ancestral al mal de ojo, y aún hoy es mejor no pensar en lo que pudiera pasar si al visitar su charca en Cernégula, alguna nos echa el ojo......
(Cantabria... tierra de leyendas)
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