miércoles, 15 de octubre de 2008

El cautivo de Peroniel (Peroniel del Campo - Soria)


Allá en el siglo XV, un vecino del pueblecito soriano de Peroniel, llamado Manuel Martínez, volvía satisfecho de luchar contra los musulmanes y con grandes deseos de llegar a su pueblo, para reunirse con su familia y narrar sus aventuras a los convecinos. Mas tuvo la mala fortuna de que en el camino se encontró con unos corsarios, los cuales le hicieron prisionero y le condujeron a donde tantos otros cautivos soportaban una vida mísera de esclavos: a Argel.
Allí, al servicio de los moros, iban pasando años de vida triste para el pobre Manuel. Cada día recordaba con más nostalgia a su mujer; a sus pequeños, que ya estarían crecidos, y sobre todo, aumentaba en él la devoción a la Virgen de la Llana, y verdaderamente obsesionado, de cuando en cuando pronunciaba su nombre.
Durante el día se dedicaba a las más penosas tareas: ya araba la tierra, ya abría canalillos por donde el agua corriese, o ya, uncido como una bestia, daba vueltas a la noria.Llegó un día en que los moros quisieron saber qué significaba el nombre de Llana, que tan a menudo repetía el esclavo cristiano. Pensaron si sería el de su mujer, alguna hija, o el de su pueblo, pero al saber que se trataba de una Virgen, hicieron todavía más dura la vida del pobre esclavo: fue más penosa su labor, más escasa su ración y más severa la vigilancia: tanto, que por la noche dormía metido en un arca, sujeto con gruesas cadenas de hierro, y para mayor seguridad, sobre la tapa del arca se acostaba un moro.
Enternecida la Virgen de la Llana por las súplicas constantes del desdichado cautivo de Peroniel, la noche de vísperas de Pascua de Pentecostés, cuando, como de costumbre, descansaban en el arca el cristiano y el moro, hizo que el arca se elevase, y transportada milagrosamente por el aire, llegó a la ermita de la Virgen de la Llana, y en ella hizo su extraordinaria aparición precisamente cuando los fieles se disponían a celebrar la Pascua.
El júbilo sentido por los vecinos de Peroniel, así como por los del cercano de Almenar, fue grande, y para tan milagroso acto pintaron en la ermita un ángel que transportaba un arca por cuya abertura se ve atado con cadenas a Manuel Martínez. El segundo día de Pascua de Pentecostés sigue celebrándose este feliz acontecimiento.
(M. Ibo Alfaro, en "Leyendas de Soria)

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