domingo, 26 de octubre de 2008

El rincón del Coracero (León)


Los franceses llegan a León en el verano de 1.808. Al igual que otras muchas capitales, los leoneses declaran la guerra al invasor extranjero, teniendo lugar constantes luchas y escaramuzas.

Y de esta presencia francesa surge la leyenda del Coracero. Cuentan que un Coracero francés para desfogarse de la dura batalla se fue de mesones y tabernas (que había muchas en León) y poco a poco el buen vino de la tierra le fue haciendo su efecto.

La suerte quiso que sus oficiales superiores le encontraran en este lamentable estado de embriaguez y le castigaran. El Coracero, queriendo huir de su castigo cogió su caballo y trato de huir por la Plaza Mayor (antiguamente llamada Plaza del Pan) con tal mala suerte que lo quiso hacer por las escalerillas que unen la Plaza Mayor con la calle Puerta Sol.

Se cuenta que en esta huida, al caer por las escaleras murieron el caballo y el jinete que aparecieron muertos al pié de los escalones.

Este típico rincón de León, que une los barrios de San Martín con el populoso barrio del Ejido, escenario de tal leyenda, es conocido como el rincón del Coracero o del Dragón (algunos historiadores indican que era un Dragón francés, y no un coracero, al igual que las fechas indican que el hecho tuvo lugar en 1.809 o 1.810).

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