Durante varios siglos la mujer ha ido siguiendo una serie de modas sucesivas, todas ellas con un signo común: cambiar enteramente la silueta femenina.
La cosa comienza en el siglo XVI, con los verdugados, alambres cosidos a los vestidos que acompañan las faldas. Sigue con los guardainfantes, armazones interiores de alambres que tienen el mismo fin. Después vienen los miriñaques, que ensanchan con más intensidad en los costados. Cuando acaban, para seguir acompañando la figura llegan las crinolinas, que no son alambres, sino telas rígidas y almidón.
Y por fin llega el polisón, que sólo aumenta el volumen por la parte de atrás.Tenemos constancia exacta de cuándo se vio, por vez primera, un polisón en Madrid, quién lo usó y quién fue su inventor. El día fue el 18 de diciembre de 1871, en una fiesta que dio en su palacio el duque de Sesto, fiesta que tenía más de propaganda política de la Restauración de Alfonso XII, que él defendía, que de verdadera fiesta social.
El palacio del duque de Sesto, que era también entre otros muchos títulos marqués de Alcañices, estaba en donde hoy se alza el Banco de España, en la esquina de la calle de Alcalá y el Paseo del Prado.
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