La llamada Casa de las Siete Chimeneas, llamada así por las que apuntaban sobre su tejado fue de las primeras que se construyeron en Madrid por aquellos lugares, en las traseras del convento del Carmen, que, dando a la calle de Alcalá, extendía por detrás sus huertos y jardines.
La silueta de la casa que ofrecen los más antiguos grabados parecen mostrarnos una casa de campiña, más que una mansión urbana. Su forma y aspecto, aunque algo variados, vienen a ser en esencia los mismos que hoy, cuando el edificio se encuentra ocupado por el Ministerio de Cultura. La casa está situada entre la calle de Infantas, la plaza del Rey y la calle de Colmenares.
La construyó en el siglo XVI un montero de Felipe II para una hija suya que, en 1570, casó con un joven de la antigua y noble familia madrileña de los Zapata y que era capitán de la guardia amarilla.
No pudo habitarla largamente el matrimonio, puesto que el marido marchó a Flandes cumpliendo sus obligaciones militares, y allí murió.
Quedó pues sola la joven viuda en la casona de lugar tan lejano y solitario, pero no fue por mucho tiempo, que una mañana apareció la muerta en su lecho.
La muerte del matrimonio en plena juventud, la larga separación que la había precedido y la belleza de la mujer, fueron elementos suficientes para que se hablara de muchas cosas. Hubo hasta quien vio, entre las sombras de la noche, más espesas por aquellos lugares, la figura embozada del Rey Prudente acudiendo al amor de la bella desposada.
Cuando ésta murió se aseguraba por las noches, una figura de mujer, vestida de blanco, andaba por el tejado de la casa con una antorcha en la mano.
Hasta aquí la leyenda; pero cuando a finales del pasado siglo se instaló en la casa el Banco de Castilla y se hicieron grandes reformas, aparecieron en la los sótanos la osamenta de una mujer y algunas monedas que correspondían al reinado de Felipe II.
Es de desear que el antiguo fantasma no perturbe los trabajos de la Señora Ministra de Cultura.
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